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El Ayuntamiento de Sevilla enviará ediles a beber botellines a las casas de hermandades para evitar peligrosos atentados.

«Tenemos compañeros muy expertos y cualificados para esta importante misión» Declara Juan Espadas

El ayuntamiento de Sevilla continúa con su importantísima misión de liberar Sevilla de sus peores y peligrosos enemigos. Si hace dos semanas hubo un asalto estilo «Desembarco de Normandía» para liberar La Campana de sus temidos veladores de la mítica confitería, ayer hubo una redada en la casa de Hermandad del Rocío de La Macarena para detener a los terroristas marismeños que, según el todopoderoso ejército de la Policía Local, estaban distribuyendo explosivos en forma de botellines de Cruzcampo entre sus filas, y no precisamente referido a la terrorífica nueva receta del punto glacial que nos han colado los holandeses de Heineken.

El alcalde de Sevilla ha reconocido que estamos en alerta máxima y que en cualquier momento puede haber otro atentado similar en cualquiera de las centenares de casas de Hermandades de Sevilla cuando se dispongan a realizar un acto social para recaudar fondos para la caridad de la Hermandad, algo catalogado por las autoridades como «actos de terrorismo extremo» y que suponen una amenaza para los pobres turistas que vienen a descansar de su estresada vida en sus países de origen y que «ya se encuentran demasiado cabreados porque en El Centro de Sevilla hayan demasiados sevillanos y que nuestro casco histórico no tenga palmeritas, hoteles resort y un negrito poniéndoles cocktail debajo de un cocotero» se lamenta Juan Espadas.

Por todo ello, el alcalde confirma que enviará ediles a beber botellines de gañote a todas las casas de hermandad para evitar así los posibles ataques terroristas.