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Costalero frustrado se apunta a rugby para tener ensayos. Iba sin éxito a todas las «igualás»

«Aquí si que podré arrimar hombros» Señala

La historia de un costalero frustrado que persigue su sueño desde «chiquitito» se ha topado con la realidad. Manuel no puede ser costalero de Sevilla, para él es muy difícil,  y se ve cargando con su costal a cada «igualá» año tras año para meterse debajo de un gran misterio de Sevilla y «siempre igualá», declara.

Su desesperación le ha llevado a crearse un trauma , el chaval se mata en el gimnasio a diario, siempre va de blanco, solo bebe en vaso de metal y come morcillas  (pero de Burgos no, que no le cogieron en la ultima igualá). También se pasa las horas escribiendo encerrado en su cuarto, escribiendo «ensayos» sobre la Semana Santa.

Pero el detonante que ha llevado a la familia a requerir ayuda de especialistas fue cuando se apuntó a un equipo de rugby porque quería tener ensayos. Los compañeros de equipo se extrañaron al contemplar que daba besos en cada cambio o «relevo» como el decía durante el partido de rugby. Finalmente ha dejado el equipo al obligarlo el entrenador a jugar con el polo reglamentario y no con una camiseta sin mangas como le gustaba ir a Él.

Esta historia no ha pasado desapercibida para el mundo del costal y ya se postula como firme candidato al Premio «Juan Soyter Mita», ilustre paseador de costales de igualá en igualá.